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El estado emocional de los niños
Si usted está deprimido o agobiado, piense que esto puede también afectar a sus hijos. Comparta sus sentimientos con alguien de confianza, un miembro del clero o un consejero en salud mental. Aún los niños pequeños pueden sentirse deprimidos y tener berrinches, malestares físicos, ratos de tristeza, exceso de actividad, falta de interés y volverse retraídos. Pueden expresar sus sentimientos a través del juego o hablar del desastre como si fuera una persona que los persigue. Los niños de 5 a 11 años pueden presentar fobias, mala conducta como mentir, negarse a ir a la escuela o a dejar a sus padres, tristeza, ansiedad y, en casos extremos, hasta querer quitarse la vida. Los adolescentes pueden mostrarse retraídos, cansados, tener dificultados para dormir o comer, abusar de sustancias tóxicas, hablar de hacer cosas peligrosas, cambiar repentinamente de amistades, mostrar hostilidad y querer suicidarse. Cualquier niño puede tener dificultades para dormir y tener pesadillas o recuerdos vívidos. Pueden disgustarse fácilmente o esconder su desconsuelo de la familia. Sus calificaciones pueden bajar y pueden mostrarse desordenados, groseros o simplemente quedarse dormidos en el salón de clase. Los padres pueden no darse cuenta de la ansiedad que sienten sus hijos, quienes pueden quejarse más de malestares físicos. A los varones les es especialmente difícil hablar de las pérdidas que sufrieron. Por eso tienden a comportarse mal. El apoyo de los adultos es esencial para el bienestar emocional y físico de los hijos. Comparta con ellos su pena sobre el desastre para que sientan libertad de expresar sus sentimientos. Déjeles saber que es normal que se sientan mal. Hablen acerca de las pérdidas y sus planes para enfrentarlas. Abrace y consuele a sus hijos. Platíqueles y apóyense en sus creencias religiosas para tener esperanza. Los actos destructivos hacia la propiedad, lastimar a personas o animales domésticos, ataques frecuentes de pánico o abusar de substancias tóxicas requieren de la intervención inmediata de un profesional de salud mental, especialmente para prevenir los intentos de suicidio que pueden presentarse. |